Mujer Inquebrantable
¡No estoy Sola, Dios está conmigo!, una frase que me repetí por muchos años, mientras luchaba con mi depresión, mis inseguridades y mi baja autoestima.
Lo cierto es que en muchas ocasiones me ocultaba detrás de esa frase para no mostrar lo que realmente mi corazón sentía, ese dolor que solo yo conocía, ese dolor que no me permitía ser feliz, ese dolor que reprimía mis sueños, mis anhelos y mis deseos de superación en la vida.
Muchas veces mostré un rostro feliz a quienes estaban a mi lado, con tal de que no vieran lo que verdaderamente pasaba en mi interior, les mentía a todos, pero principalmente me mentía a mí misma.
Estaba tratando de ocultar el sol con un dedo, porque no quería mostrar mi verdadero yo, por el miedo a la crítica de mis errores cometidos, que me habían llevado a meterme en una serie de problemas de las cuales no me enorgullezco, pero que sin embargo fueron el resultado de mis erradas decisiones.
Por muchos años viví en medio de una nube de cenizas, envuelta en lo grisáceo de una vida de mentiras para ocultar mi dolor, sumisa en la depresión, la soledad, el sufrimiento interno que no me permitía ser libre, ser feliz, ser plena.
¿Cuánto tiempo perdí encerrada en mi dolor? soportando mis miedos y cargándolos al peso de mis hombros; tanto tiempo que, si pudiera devolverlo y sabiendo muchas de las cosas por las que pasé, que me causaron tanto dolor, posiblemente intentaría hacer todo diferente.
¡Pero no!, no se puede devolver el tiempo, no puedo cambiar los errores que cometí, no puedo borrar el camino que he trazado a punta de caídas fuertes, tropezones con la misma piedra y malas decisiones. Debo de ser completamente responsable de mis actos.
Ante esa realidad solo me quedó una cosa por hacer, ¡cambiar yo!
Un proceso sumamente doloroso, pero un proceso sumamente necesario para volver a creer en mí, un proceso que me hizo madurar y descubrir cuan fuerte podía llegar a ser, con solo el hecho de cambiar mi actitud con respecto a la vida, con solo el hecho de pretender hacer las cosas mejor a como las había venido haciendo, con solo el hecho de valorar todo lo que tenía mi alrededor y no pretender ser quien no era.
Cuando hice ese alto doloroso de reconocer que necesitaba cambiar, aprendí que no hay nada mejor que la libertad, esa libertad que encontramos cuando nos liberamos a nosotros mismos, cuando descubrimos cuan valiosos somos, cuando nos aprendemos a perdonar y decidimos cambiar nuestra vida.
Luego de que cambié mi actitud a la vida, comprendí que la frase:¡No estoy Sola, Dios está conmigo!; por muchos años la dije de la boca para afuera; sin embargo, aunque Dios sí estaba conmigo, yo no estaba con él.
Cuando entendí el poder de esa frase comprendí que era una realidad viva, nunca me encontraba sola, nunca estuve sola y nunca lo estaré. Comprendí que la soledad no era más que la Ausencia de Dios en mi corazón y que necesitaba encontrarme con él, para poder encontrarme conmigo misma.
Hoy soy muy Feliz, y cuando alguien me pregunta; ¿Porque estas tan sola? Mi respuesta siempre es: ¡No estoy Sola, Dios está conmigo! .
La diferencia de mi respuesta de ahora es, que ahora sí creo, entiendo y vivo pensando que Dios en definitiva está conmigo.
Hannia Castro
Adm Mujer Inquebrantable
Me encantó tu vivencia me iso entender tantas cosas gracias por compartir tu experiencia contigo misma bendiciones
Me gustaMe gusta
Buenos días Jenny, con mucho gusto,
Para mi es un placer poder compartir con todos ustedes mis vivencias de vida, las que me han llevado a convertirme en una mujer Inquebrantable.
Muchaa Bendiciones
Me gustaMe gusta
Como vivir una separacion con dos hijos y dejar de sufrir
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Liz, quizás a veces las pruebas pueden ser sumamente difícil, no soy madre y no he estado casada, pero no significa que no entienda lo que estas pasando.
En los momentos que he tenido que pasar la ruptura de una relación, una de la cosas que más me han ayudado ha sido el acercarme a Dios.
Él me enseñó que antes de amar a alguien más, debo primeramente Amarme yo.
Yo sé que aveces el mundo o la vida, puede no ser justa, pero cuando pasas una tormenta, si estás con Dios no tienes porque estar triste, sino que el te dará la fuerza para enfrentar la difícil situación.
Ánimo, sigue adelante que si se puede.
Tienes muchos motivos para ser feliz, tus hijos deben de ser tu motivación para salir adelante.
Muchas bendiciones
Me gustaMe gusta
Hay veces que conocer las vivencias de otras personas, hace que los ojos se abran y veamos a Dios más cerca.
Un abrazo🌹
Me gustaLe gusta a 1 persona